Zombies, zombies everywhere.
Ya ha pasado la moda de los vampiros fosforescentes y los hombres lobo sin camiseta, los descerebrados no-muertos han regresado, y esta vez para quedarse.
Si con las películas de Resident Evil se reinventó el género, con REC se le dió una vuelta de tuerca, con la serie The Walking Dead se acercó a gran parte del público que nunca antes había visto una serie sobre zombies y ahora llega World War Z, lo que parece el inicio de una nueva saga basada en la novela del escritor Max Brooks.
La película desde su concepción hasta su estreno ha ido superando una serie de interminables baches ya que el proyecto idea original del que sería su protagonista y productor, Brad Pitt, cambió tantas veces de director y gionistas que ha estado a punto de no ver la luz de las salas de cine.
Finalmente la dirección recaería sobre Marc Forster y en el guión colaboraría el escritor original de la novela.
La película comienza con la familia Lane (Gerry, su esposa y sus dos hijas) en un atasco de tráfico a primera hora de la mañana. Todo normal hasta que la gente empieza a correr descontrolada, explosiones, coches que que salen disparados y gente que empieza a enloquecer y morder a los demás. Obligados a refugiarse en un bloque de
apartamentos, la familia se verá en medio de una plaga zombie hasta que
sean rescatados por soldados de la ONU, antiguos compañeros de trabajo
de Gerry. A salvo en un barco, a Gerry le propondrán una misión: Llevar a un científico a Corea del Sur para localizar el origen de la enfermedad y encontrar así una cura para las hordas de no-muertos que se agolpan en las ciudades de todo el planeta.
Brad Pitt como Gerry Lane, lleva el peso de toda la película sobre sus hombros, rodeándose en determinados momentos de personajes secundarios que lo complementan. La madurez le ha sentado bien a Brad, que si bien siempre ha sido un ídolo de Hollywood, ha destacado por la versatilidad de sus papeles pasando de Tyler Durden en el Club de la Lucha, a Aquiles en Troya y a Rusty Ryan en la saga de Ocean's.
Un papel más que correcto aunque con el típico estilo del héroe americano, capaz de sobrevivir a ser atravesado por un pedazo del fuselaje de un avion y a los cincos minutos andar corriendo y aplastando zombies como si fueran de gelatina.
Mireille Enos da vida a su esposa, Karin, madre de las dos hijas del protagonista. Correcta en su actuación de gallina clueca que protege a sus pollitos a la espera de que el gallo regrese al corral.
Aunque si hay alguien que merece ser nombrada es Daniella Kertesz, que interpreta a Segen, la soldado israelí a la que Brad le corta la mano para detener la infección tras ser mordida. Su papel resulta creíble, una mujer dura y entregada, capaz de lo que sea por proteger sus ideales.
Es de agradecer que la acción no sólo transcurra en suelo americano, ya estamos cansados de que las plagas, monstruos, alienígenas o desastres naturales aparezcan sólo en Nueva York o en San Francisco, ya que la película nos permite visitar localizaciones como Corea del Sur, Israel o Gales.
A parte de zombies por aquí y por allá, el argumento tiene tintes sociales y políticos. Destacaré el papel de Israel en el argumento, que recibe (al igual que el resto de países) la información sobre el primer caso zombie. Decidiendo no ignorarlo ante las purgas que han sufrido los judíos en el pasado, construyen un muro en torno a la ciudad con túneles para dejar pasar a los supervivientes del resto de países. Una ciudad que ha sido machacada y amenazada desde su fundación, se convierte en el último lugar libre de no-muertos del mundo civilizado (al menos de momento).
Pasemos a hablar por último de los verdaderos protagonistas de la película, los zombies. Atrás han quedado las aberraciones genéticas de Resident Evil o los torpones con las tripas fuera de The Walking Dead. Aquí los zombies, son ágiles, son rápidos y están dispuestos a propagar la infección. Porque en esta película los zombies no devoran a los vivos, sino que propagan el virus. El cuerpo humano no es más que un vehículo para la infección, la cual se comporta como una colmena que se mueve al unísono. Los zombies no tienen ningún aprecio por sus cuerpos, arrojándose desde un rascacielos o amontonándose llegando a aplastarse los unos a los otros si hay una sóla posibilidad de extender la infección.
Lo curioso de la película es que la cura, o la "vacuna" mejor dicho, no es ningún producto químico, ni ningúna persona inmune de cuya sangre se extrae el antígeno. La "cura" son la personas "imperfectas", aquellas que sufren de cojera, de vejez, una enfermedad o alguna deformidad física ya que la infección los rechaza, llegando a decir que los chinos se arrancaron los dientes para no propagarla. Por lo que la cura para la plaga más mortal a la que la humanidad se ha enfrentado es la misma imperfección de la especie humana.
En conclusión, una película de zombies que si bien tiene sus momentos de acción, carreras y mordiscos es mucho mas que los baños de sangre, con su crítica social incluida y que no dejará indiferente a nadie.
Una nueva revisión del género de los no-muertos que en los próximos años es muy probable que nos sumerja en la guerra contra los muertos vivientes.
Nota: 8,5 sobre 10
Lo peor: Quizá se eche en falta que el protagonismo no sea compartido, sino que pertezca a Brad Pitt.
Lo mejor: El tinte político-social además de la revisión de la infección zombie como una colmena.
El momento: El castañeteo de dientes de cierto zombie, bastante terrorífico.
jueves, 8 de agosto de 2013
Guerra Mundial Z - World War Z
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